En los últimos años, la visión general ante el cannabis ha ido evolucionando, dando lugar a actitudes más laxas frente a sus propiedades terapéuticas. Por lo tanto, los productores tradicionales de marihuana están de enhorabuena, ya que la ONU ha cambiado su criterio sobre el cannabis terapéutico.
Nuevas vías jurídicas, científicas e industriales para la marihuana
El reconocimiento de las propiedades terapéuticas de la marihuana abre nuevos horizontes para la investigación científica, pero también jurídicos e industriales. Perspectivas muy prometedoras para países como México o Paraguay, dos de los principales productores a nivel mundial.
Seis largas décadas le ha llevado a la ONU reconocer las propiedades medicinales del cannabis, incluyendo una investigación de 3 años por parte de la OMS y dos años cargados de acalorados debates. Finalmente, reñida votación mediante, el 2 de diciembre de 2020, la ONU finalmente dio su brazo a torcer y eliminó la marihuana de la lista IV de la Convención sobre Drogas.
La resolución no fue nada sencilla, debido a que países como China, Rusia o Brasil estaban a favor de seguir manteniendo a la marihuana entre sustancias como la heroína. Junto a ellos, 22 países más de la Comisión de Estupefacientes de la ONU. Por el contrario, se contaron 27 votos favorables, con lo que el sí se impuso y se abre un nuevo futuro al cannabis. Eso sí, esta comisión sigue considerando ilegal su uso para fines que no sean medicinales.
Ante esta situación, y como se citaba anteriormente, el marco jurídico e industrial puede cambiar las políticas en países como México o Paraguay, en pleno e intenso debate sobre la marihuana. En el país azteca, la situación parece haber empezado a cambiar a favor de la archiconocida planta verde. Pero en Paraguay, es algo más compleja.
Por un lado, México produce la mayor parte de la marihuana que viaja a América del Norte. Por el otro, Paraguay es el gran dominador de América del Sur. Ambos países pueden dar un enorme impulso, y de forma legal, a su economía, proporcionando un marco jurídico adecuado a la marihuana.
En Ciudad de México, el Senado aprobó una ley, con mayoría aplastante, para legalizar la marihuana. Y no solo para uso médico o terapéutico, sino también en el plano recreativo, científico o industrial. Un paso de gigante que, eso sí, aún debe aprobar la Cámara de Diputados, cuya consideración del cannabis va en contra de la decisión tomada por la ONU, por lo que el panorama pinta favorable.
No tanto en Paraguay, donde se sigue considerando totalmente ilegal, con penas de hasta 20 años de cárcel. Ya sea posesión, cultivo o consumo, la legislación es firme en su cruzada contra la marihuana. Por ello, medidas como la tomada por las Naciones Unidas suponen un paso de gigante frente a políticas conservadoras como esta y pueden propiciar la aparición de marcos jurídicos más laxos y permisivos.
Un paso titánico para la investigación
La decisión de la ONU no solo va a traer un mejor ambiente jurídico, sino que miles de investigadores de todo el mundo van a encontrarse con menos trabas para proseguir con sus trabajos sobre las propiedades terapéuticas de la marihuana. Volviendo al ejemplo de Paraguay, los productores se encuentran maniatados, dado que las leyes siguen siendo muy contrarias contra todo lo que tenga ver con el cannabis, considerándola aún una droga dura.
La investigación en todo lo relacionado al cannabis y sus aplicaciones terapéuticas y médicas ha progresado mucho en las últimas décadas, permitiendo su empleo clínico para aquellos pacientes que lo necesiten. Alemania, en 2017, fue de los últimos países en unirse a un grupo en el que ya estaba Estados Unidos, Israel, República Checa o Australia.
Además, no solo eso, sino que multitud de países del continente americano ya permiten el autocultivo e incluso la venta de cannabis. Uno de los últimos países en ver una evolución en la imagen de la marihuana es, ni más ni menos, que Estados Unidos, donde, en la actualidad, hay más de 10 estados que la han legalizado, y 4 más que han votado a favor de esta medida. Un cambio que no solo trae consigo beneficios de miles de millones de dólares cada año para la industria, sino que también el Estado recibe su parte en calidad de impuestos.
Es evidente que el cambio de parecer de la ONU respecto a las propiedades terapéuticas del cannabis traiga beneficios a estos dos países, dos de los productores tradicionales de marihuana en el planeta. Ahora depende de sus gobiernos tomar la decisión de abrirse a nueva realidad, que se ha demostrado beneficiosa para la salud, la investigación y, sobre todo, para la economía.