Realmente todavía no se sabe a ciencia cierta cuál es el origen de la relación entre el pueblo Pigmeo que vive en el norte de la República del Congo, conocido como Bantu, y el cannabis. Se cree que pudo ser introducido en el país gracias a la influencia de los comerciantes hindús allá por el siglo I antes de Cristo.
Lo cierto es que desde esa etapa no se vuelven a tener muchas noticias por la zona en los registros que se tiene hasta los siglos XVII y XVIII donde puede que los colonizadores europeos volvieran a ponerlo en uso. Sea como fuere, el arraigo que tiene en la zona como consumible habitual, ha hecho que varios estudios tanto científicos como etnográficos se fijen en este curioso binomio.
Se estima que en la República del Congo, sobre todo en las zonas más rurales, viven alrededor de 600 mil pigmeos. Gracias a dos investigaciones se han podido conocer los usos que se llevan a cabo con el cannabis por el pueblo pigmeo, uno de forma inconsciente, el medicinal, y otro más lucrativo, obligados por mejorar su situación civil. Vamos a verlos.
Los Aka y el uso del cannabis como medicina
Hace un par de años, científicos de la Universidad de Washington en Estados Unidos realizó una investigación sobre el consumo de cannabis que realizaba esta tribu del pueblo pigmeo en el Congo de forma ancestral.
El estudio, que estaba encuadrado en un análisis mayor, tenía por objetivo determinar cuál era el uso que se hacía del cannabis fuera de las civilizaciones occidentales. Este demostró que, aún sin saberlo, el cannabis en la sociedad pigmea de los Aka procedía de unos hábitos de consumo medicinales milenarios.
Según Ed Hagen, uno de los científicos que publicó el estudio en la revista “American Journal of Human Biology”, pudo determinar gracias a un análisis de los excrementos de esta tribu pigmea (una forma un tanto escatológica, pero efectiva), que de forma instintivamente biológica, los pigmeos que consumían cannabis de forma habitual, tenían un porcentaje mucho menor de parásitos intestinales en comparación con los que no lo consumían en la zona. Hagen explica en su investigación:
“Del mismo modo que la sal nos provee del sabor a los humanos desde tiempos inmemoriales, el cannabis y sus sustancias psicoactivas y medicinales de origen vegetal han sido utilizadas para paliar ciertas enfermedades”
El estudio realizado sobre alrededor de 400 adultos Aka, expuso además que el consumo de cannabis continuaba siendo muy normal sobre todo en el género masculino, con un 70% de los varones como consumidores habituales y tan solo un 6% de las mujeres.
Actualmente se conocen muchos más pueblos pigmeos que usan y conocen (debido a la influencia occidental en la zona tras las investigaciones) los beneficios del cannabis como medicina, como los Bantu, de los que vamos a hablar a continuación.
Los Pigmeos del norte de Kivu y el comercio de cannabis contra la pobreza
Gracias a un magnífico reportaje de National Geographic sobre los pigmeos del norte de Kivu, hemos podido conocer de primera mano cuál es la situación de esta amplia etnia (unos 600 mil habitan los grandes bosques de la zona).
Desde hace siglos, los pigmeos en África han sido ultrajados y vejados por etnias como los Mokpala debido a su pequeña estatura y a las creencias que se extendieron desde hace mucho tiempo en la zona. En el pasado, este pequeño pueblo ha llegado a ser hasta cazado y comido debido a que por su pequeña estatura, se creía que su carne contenía propiedades mágicas y rituales.
Por ello, se han visto casi siempre oprimidos, llegando incluso a trabajar una jornada completa a cambio de 2 plátanos. Debido a su tamaño, tenían muy pocas opciones de trabajo. Gracias a la llegada de diferentes organizaciones occidentales y reportajes como el de National Geographic la situación está revirtiéndose, pero todavía queda mucho por hacer.
Prueba de ello es el cambio brusco que le han dado en esta región del norte del Congo al uso que se hace del cannabis. Originariamente se ha utilizado (como los anteriores pueblos pigmeos de los que hemos hablado más arriba) como remedio medicinal por los curanderos de las tribus, pero ahora, comienzan a venderlo para uso recreativo en las ciudades colindantes a sus poblados y asentamientos.
A pesar de que es ilegal, en ciudades como Goma se pueden ver como se comercializa y vende entre los lugareños. Esperemos que cambie la situación de los Bantu.