El Experimento de Cadena Cerrada de Cafeterías marca un paso significativo en la regulación del consumo de cannabis en los Países Bajos. La fase experimental comenzó hoy, con el objetivo de establecer un sistema controlado y regulado para la producción y distribución de productos de cannabis. Sin embargo, se ha anunciado que durante al menos dos meses continuará la venta de hachís no regulado, lo que ha suscitado diversos debates y reacciones entre los actores implicados.
La decisión de permitir temporalmente la venta de hachís no regulado responde a la preocupación de los alcaldes sobre posibles escaseces. Según el gobierno, la producción legal de hachís aún no tiene capacidad suficiente para satisfacer la demanda, lo que podría incentivar el comercio ilegal en las calles. Esta medida temporal busca evitar que los consumidores recurran al mercado no autorizado y garantizar una transición gradual hacia productos totalmente regulados.
Derrick Bergman, presidente de la Asociación para la Abolición de la Prohibición del Cannabis, celebró que los ministros hayan escuchado las inquietudes de los alcaldes y de los propietarios de los coffee shops. Aunque considera positiva la medida, advierte que el verdadero comienzo del experimento será cuando los diez productores designados estén completamente operativos. Bergman también mencionó que sería ideal importar hachís legal desde Marruecos, donde actualmente existe un excedente.
Uno de los puntos destacados de esta fase es la participación de Q-Farms, el séptimo productor que recientemente comenzó sus entregas. Este cultivador logró entregar hachís antes de la fecha prevista, el 7 de abril, y se centrará exclusivamente en este producto durante su fase inicial. Aunque aún está en proceso de aumentar su capacidad, los primeros lotes de hachís del experimento ya están disponibles en cafeterías seleccionadas. Este avance permite que el experimento se acerque más a su objetivo de regular completamente el mercado de cannabis.
A partir del 10 de junio de 2025, la normativa será efectiva y solo se permitirán productos regulados en los coffee shops. Los siete productores involucrados en el experimento, como Q-Farms y otros, tendrán que asegurarse de que su capacidad de producción sea suficiente para abastecer la demanda y evitar interrupciones. Además, se espera que esta regulación permita un control más estricto de la calidad de los productos y reduzca los riesgos asociados al consumo de sustancias no reguladas.
En el experimento participan municipios como Almere, Arnhem, Breda, Groningen, Maastricht y Tilburg, entre otros. Estas ciudades serán las pioneras en implementar el sistema regulado y actuarán como modelo para evaluar el impacto de esta política en el consumo de cannabis y el mercado asociado.
Aunque el camino hacia la regulación completa aún enfrenta desafíos, este experimento representa un esfuerzo significativo para abordar los problemas relacionados con el consumo y comercio de cannabis en los Países Bajos. La iniciativa busca equilibrar la demanda con la oferta legal, prevenir el comercio ilegal y garantizar que los consumidores accedan a productos seguros y de calidad. Los próximos meses serán cruciales para medir la eficacia del experimento y ajustar las políticas según los resultados.
