Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y de la Universidad de Stanford ha desarrollado un compuesto prometedor que podría convertirse en una alternativa no adictiva a los opioides para tratar el dolor crónico.
Este avance, publicado en la revista Nature, presenta un enfoque innovador al aprovechar las propiedades analgésicas de una molécula natural del cannabis, pero evitando los efectos secundarios de adicción o alteración mental.
Según el autor principal del estudio, el Dr. Susruta Majumdar, profesor de anestesiología en la Universidad de Washington, su equipo ha trabajado durante más de 15 años en el desarrollo de tratamientos no adictivos para el dolor crónico. El compuesto que diseñaron específicamente se une a receptores del cuerpo responsables de reducir el dolor, pero no puede alcanzar el cerebro. De este modo, evitan los efectos psicoactivos, como los cambios de humor, y eliminan el potencial adictivo, ya que no actúa en el centro de recompensa del cerebro.
Este descubrimiento podría marcar un avance significativo frente a los opioides, que a menudo se recetan para el dolor, pero presentan altos riesgos de adicción y pueden ser mortales. En 2022, las sobredosis relacionadas con opioides causaron más de 82,000 muertes solo en los Estados Unidos. La nueva terapia podría reducir el número de personas que se vuelven dependientes de estos medicamentos. Actualmente, se estima que más de 50 millones de personas en Estados Unidos sufren de dolor crónico.

El compuesto fue desarrollado modificando un cannabinoide sintético, una molécula derivada del cannabis, para evitar que cruce la barrera hematoencefálica. Habitualmente, los compuestos a base de cannabis activan los receptores CB1 en el cerebro, responsables de los efectos psicoactivos. Sin embargo, la versión modificada se dirige selectivamente a los receptores CB1 en las células nerviosas responsables del dolor, fuera del cerebro, proporcionando alivio sin alterar las funciones cerebrales.
El estudio también involucró experimentos con modelos de ratones que sufrían dolor por lesiones nerviosas y migrañas. Los investigadores encontraron que el compuesto eliminó con éxito la hipersensibilidad al tacto, una medida del dolor, y proporcionó un alivio prolongado sin que los ratones desarrollaran tolerancia, incluso tras nueve días de administración continua.
Un aspecto clave del diseño de este compuesto fue su capacidad para prevenir el desarrollo de tolerancia. Trabajando en conjunto con colegas de Stanford, el equipo de la Universidad de Washington realizó simulaciones moleculares para identificar un bolsillo previamente desconocido en el receptor CB1. Este bolsillo ofrece un nuevo sitio de unión para los cannabinoides y reduce la actividad celular que normalmente conduce a la tolerancia.
Según los investigadores, el compuesto, llamado VIP36, se diseñó para ser altamente restringido a nivel periférico. En modelos de dolor en ratones, mostró una eficacia notable, con una gran separación de dosis entre sus efectos analgésicos y los efectos secundarios centrados en el sistema nervioso central. Este avance sugiere que VIP36 podría representar un tratamiento viable para el dolor crónico sin los riesgos usuales asociados con el uso de opioides.
En palabras del Dr. Majumdar, diseñar moléculas que alivien el dolor con efectos secundarios mínimos es un reto importante, pero con un refinamiento adicional, este compuesto podría ser evaluado en ensayos clínicos para determinar su potencial en humanos.
