Pese al estricto control que posee el gobierno norcoreano en torno a las drogas duras (como el MDMA o la cocaína), llegando incluso a penas de muerte, el cannabis no es visto como tal. Allí la hierba no es considerada como una sustancia estupefaciente, y su uso, es extendido desde hace más de 2000 años, cuando ya se usaba como material para confeccionar tejidos. Sería el padre del actual mandatario, Kim Il Sung, el que legalizaría y extendería el cultivo de esta planta, después de la escasez que sufrió el país coreano de aceite de cocina. Por ello, el cannabis figura como planta oleaginosa en vez de cómo droga.
Actualmente, se consume sin problemas por las calles de Corea del Norte. No es difícil ver a soldados en sus momentos de descanso fumándose un canuto, al igual que no es raro ver civiles reunidos en bares disfrutando de alguna calada. Lo mismo pasa con las plantaciones; son frecuentes, y no solo se pueden ver en zonas rurales. En las mismas ciudades en ocasiones se pueden ver, y por descontado, en los jardines privados de las casas particulares. Esta situación, no solo se debe a la libertad que tienen en cuanto al consumo o venta, sino que, muchos trabajadores de clase media-baja o baja, usan el cannabis para ahorrarse unos cuantos wons.
Las cajetillas normales de tabaco en el viejo país asiático, son muy caras debido a su situación en constante bloqueo internacional. Mas económica es la opción del tabaco nativo pero, estos cigarrillos, según cuentan los residentes y algún informe de la revista coreana New Focus, son muy malos, y tienen un pésimo sabor. Estos cigarrillos baratos, además, suelen estar adulterados con sustancias químicas y materiales distintos al tabaco. Por ello, muchos escogen por el cannabis por ser una opción más sabrosa, más sana y más barata.
Allí, en el mercado negro, es muy fácil conseguir grandes cantidades de cannabis, como bien narró, hace unos años, “The Bohemian Blog”. En la ciudad norcoreana, fronteriza con China y Rusia, de Rason, se puede comprar por apenas unos 6€, alrededor de un kilo de hierba. Esto ha hecho que muchos chinos, crucen la frontera, y la compren. El motivo es por todos conocido. La política del gobierno de China respecto a la marihuana no es ni mucho menos laxa. En el país mandarín tanto la posesión como la venta, distribución y transporte de cannabis, ya sea para disfrute recreacional o médico es duramente penado. Su precio es muy caro y restrictivo debido a la peligrosidad que conlleva para el ciudadano chino cultivar, por ello, esta comenzando a popularizarse entre los naturales del este de China, acercarse a Corea del Norte, y proveerse de cannabis.
Los nativos norcoreanos, comienzan a cerciorarse del negocio en auge ante el que se encuentran. Según informa The Sun:
“La gente de Corea del Norte, nunca imaginó que pudieran conseguir tanto dinero del yeoksam”
Es ahora, cuando comienzan a disputarse este preciado mercado. Estaremos atentos a más novedades cannábicas desde el país Norcoreano.