A algunos les sorprenderá la respuesta rápida y a otros les parecerá una perogrullada: hemos de tratar el tema exactamente igual a como tratamos el alcohol, el tabaco o los medicamentos. En una sociedad madura eso debería bastar. De hecho, estamos seguros de que la mayoría de sociedades democráticas, libres y modernas están perfectamente preparadas para asumir la liberalización del cannabis y su regulación de forma análoga a otras sustancias controladas. Pero al igual que ocurre con un adolescente al que no se le permite ejercer la responsabilidad que se le presupone, la prohibición no solo no evita el consumo, sino que fomenta conductas rebeldes e irresponsables, pero ese es otro tema.
Antes de iniciar cualquier conversación lo más importante es la seguridad. Si consumes cannabis, almacénalo de forma segura. En España con toda probabilidad tu cannabis no proceda de un bonito dispensario situado entre la pescadería y el quiosco, sino que lo habrás comprado en el mercado negro, te lo habrá dado un amigo o lo habrás cultivado tú mismo. Si bien en EE. UU. te pueden servir tu cannabis legal en un envase a prueba de niños, en España tendrás que invertir tú mismo en recipientes o bolsas de seguridad. Pero sabemos que toda seguridad es poca, y únicamente envasar adecuadamente y esconder resultará cada vez más arriesgado conforme tus hijos crecen, por lo que te recomendamos que uses una caja de seguridad, un cajón con cerradura o cualquier otro medio de poner la sustancia bajo llave.
La conversación del cannabis con los niños
Al contrario que está ocurriendo en muchos estados de EE. UU. o países como Uruguay, en España aún tendremos que esperar para tener una generación nacida en la era post-prohibición. A pesar de que la marihuana va dejando de ser un tabú y aumenta su presencia en la sociedad y en los medios, aún estamos lejos de ver carteles publicitarios enormes con cogollos resinosos, como se pueden ver en Oregón o California, o dispensarios en la vía pública, excelentes oportunidades para iniciar una conversación de cannabis con los niños. Al contrario que allá, nuestra conversación con nuestro hijo en España o en cualquier país donde el cannabis esté prohibido, tiene un aliciente de riesgo. No es lo mismo que el niño cuente en la escuela que ha hablado con su papá de marihuana en un sitio en que es legal, que en uno donde es ilegal.
Por supuesto, no podemos pretender, en el tema del cannabis, liderar nada, cuando nuestros responsables políticos nos tratan a la sociedad como a chiquillos, por lo que tendremos que darle la voz a quienes pueden ejercer su responsabilidad, porque sus dirigentes supieron integrar en sus políticas la madurez de las sociedades que administran.
En un contexto de saludable regularización del cannabis como el del estado de Colorado, el Hospital Infantil publicó una guía para ayudar a los padres a hablar con sus hijos acerca del cannabis. ¿No es esto maravilloso? Si bien sugieren que la edad ideal para iniciar la conversación son los 10 años, se puede abordar antes el tema si el niño hace preguntas. Como en las eventuales conversaciones de sexo con adolescentes, a mayor comunicación, menores riesgos. En general la conversación inicial debe ir encaminada a conocer qué sabe el niño del cannabis y cuáles son sus inquietudes o temores al respecto, para lo cual se ha de crear un entorno de comunicación. Si te pones a la defensiva o tratas el tema como un tabú, tu hijo lo percibirá y el entorno de comunicación se verá afectado, aumentando las posibilidades de que el niño se relacione irresponsablemente con el cannabis en el futuro.
Es fundamental recalcar los riesgos de su uso en niños y adolescentes, pero si eres consumidor podrá sonar a un “haz lo que te digo y no lo que hago”. No obstante, al igual que con el alcohol y el tabaco, la limitación de edad tiene una razón de ser muy importante que tu hijo debe conocer: el cannabis (o el alcohol) no afecta de la misma manera a un niño que a un adulto. En un niño las consecuencias del consumo de cannabis pueden ser dramáticamente irreversibles, dado que afecta al crecimiento del cerebro.
Dependiendo de la edad de tu hijo, el enfoque de la conversación de cannabis con los niños será diferente
Antes de los 10 años, los niños son más receptivos a la información que proveas. Es una edad en la que todavía no se forman juicios propios por lo que tus opiniones y observaciones se marcarán a fuego. Sé directo y claro, comenta el uso médico y recreativo y háblales de cómo reaccionar si alguien les ofrece cannabis: rechazar algo que aún es muy peligroso para su salud y acudir a un adulto de confianza para contarle lo que ha pasado.
De 10 a 12 años aún no habrán desarrollado plenamente sus opiniones, pero ya comienzan a toparse con el tema a través de compañeros de escuela y otros entornos. En esta edad ya les puedes hablar de hechos concretos acerca de la afección de la marihuana en el cerebro en desarrollo y darles claves concretas para rechazar su uso. Pueden empezar a recibir presión social de su entorno, por lo que hay que darles herramientas, sobre todo información, para que perciban el consumo en menores como “no cool”.
De 13 a 18 años ya se habrán formado su propia opinión y si todo ha ido bien en los años previos, será un adolescente responsable que cuando alcance la adultez podrá elegir libre y responsablemente si consume o no. En cualquier caso es bueno volver a la conversación de vez en cuando, hacer preguntas que reafirmen lo que ya sabe y volver a los consejos mencionados antes. El cerebro no se desarrolla plenamente hasta los 22 años más o menos, por lo que el uso continuado del cannabis bajo esta edad puede generar efectos negativos irreversibles. Pero no se trata solo de eso: un menor que es sorprendido consumiendo se expone a sí mismo y a su familia a muchísimos otros riesgos que debe conocer, de tipo penal y social. Tu hijo debe así disponer de toda la información para poder elegir con sabiduría.
Por último, si tú mismo eres consumidor, deberás poder justificárselo a tu hijo de la forma adecuada. No te montes un peliculón: al fin y al cabo, llevamos lidiando toda la vida con la misma situación con el alcohol y el tabaco. Si es por causas medicinales, es fácil de explicar, aunque deberás insistir en que el fuerte dolor de espalda de papá se puede tratar con cannabis, pero no el de un niño, porque su cerebro aún está en desarrollo. Y si eres un consumidor recreativo siempre puedes abordarlo exactamente igual que cuando tu hijo te pregunta por qué tomas una cerveza o una copa. Es una buena ocasión para insistir de nuevo en el nivel de desarrollo del cerebro y en el consumo responsable. Tu hijo ha de percibir esa responsabilidad: que fumas fuera, en el balcón o la terraza, que no lo haces antes de conducir ni cuando realizas actividades de riesgo, que no abusas y que no afecta negativamente a tu relación con él… Siempre ten en mente que la mejor información que recibirá tu hijo será la que perciba de tu actitud, más que de tus palabras.
