Una reciente investigación llevada a cabo por diferentes neurólogos, psicólogos y psiquiatras de varias universidades de E.E.U.U. y Reino Unido, afirma que el uso de cannabis en jóvenes no afecta a la capacidad ni al cociente intelectual. Este estudio ha sido llevado a cabo sobre jóvenes gemelos desde los 12 hasta los 18 años en Estados Unidos y rompe con uno de los mayores estigmas que posee el cannabis, y es que el consumo de marihuana no reduce la capacidad intelectual. El objetivo que tenían con el estudio era simple:
‘Mediante una evaluación neuropsicológica de gemelos desde los 12 hasta los 18 años queremos ver si el cannabis es un actor principal en la incapacitación intelectual de los jóvenes. Sobre todo, queríamos observar si dañaba su sistema ejecutivo o racional.’
Tras años de investigación, el estudio ha concluido con que el cannabis no tiene nada que ver con el retraso cognitivo, la capacidad intelectual o el CI de los jóvenes. De hecho, los gemelos que más se retrasaron respecto a sus hermanos, lo hacían debido a otros factores y no el consumo.
El estudio afirma que incluso a nivel de dependencia, el cannabis no parece tener un efecto adverso significativo
Los datos hablan por sí solos. Los gemelos que utilizaban cannabis y tenían un menor coeficiente intelectual tenían este retraso debido a motivos familiares, por norma general o sociales. El hecho de tener problemas, acarreaba un menor trabajo intelectual y por lo tanto peores resultados académicos. Aún así, el cannabis no era el causante de ningún tipo de pérdida cognitiva o intelectual.
La única evidencia que si parece que está relacionada de forma negativa con el consumo de cannabis, que se ha podido extraer de la realización de este estudio, es una pequeña pérdida de memoria. Como explican en uno de los últimos párrafos de su estudio:
‘El consumo de cannabis a corto plazo en la adolescencia no parece causar la disminución del CI ni perjudicar las funciones ejecutivas, incluso cuando el consumo de cannabis alcanza el nivel de dependencia. El retraso o los malos datos académicos se deben a factores socioculturales o familiares y no a la planta.’
El estudio viene a refrendar diferentes estudios (éste y éste) que ya habían llegado a la misma conclusión y pone en boga de nuevo la cuestión de las falacias bajo las que se han cimentado las políticas de la prohibición del cannabis. Esperemos que gracias a estudios como este, el cannabis pueda romper con los estigmas y alcanzar la condición de consumible o medicina que debe de tener e implantar la idea de que el cannabis no reduce la capacidad intelectual.