El cannabis, cada vez más reconocido por su potencial terapéutico, plantea interrogantes que van más allá de su aceptación médica: ¿Podría su consumo favorecer la felicidad, particularmente entre quienes enfrentan la recuperación de trastornos por consumo de sustancias?
Contexto de la recuperación: más allá de la abstinencia
Para personas con trastornos por consumo de opioides (TUO) y aquellas que se inyectan drogas (PID), la recuperación no solo depende de abandonar las sustancias, sino también de mejorar su bienestar psicológico y conexión social. Este enfoque es crucial para aquellos en recuperación, pues enfrentar los desafíos emocionales y sociales de la vida sin el consumo habitual de sustancias requiere herramientas eficaces.
Resultados iniciales: felicidad y consumo de cannabis
Un reciente estudio publicado en Scientific Reports analizó a 967 participantes, de los cuales el 64 % reportó consumo de cannabis en el último mes. Sorprendentemente, los consumidores iniciales mostraron niveles de felicidad notablemente menores (un 24 % menos) en comparación con quienes no consumían cannabis, lo que sugirió que el uso de esta sustancia, en contextos no controlados, no genera automáticamente mayor bienestar.
Sin embargo, este efecto parece estar vinculado a patrones de consumo más amplios y a la automedicación. Muchos participantes usaban múltiples sustancias, lo que reflejaba no solo un uso recreativo de cannabis, sino una lucha más profunda con la adicción y las afecciones psicológicas.
El impacto a largo plazo: mejoría del bienestar
A pesar de los resultados iniciales, los consumidores de cannabis mostraron avances en su felicidad con el tiempo. Después de un año, los niveles de felicidad reportados aumentaron un 11 %, marcando una tendencia que vincula el consumo controlado de cannabis con mejoras graduales en el bienestar subjetivo.
Además, investigaciones complementarias han destacado beneficios clave para quienes integran el cannabis en programas estructurados de recuperación, entre ellos:
- Reducción de antojos de sustancias peligrosas como opioides.
- Mejorías en la calidad del sueño y la salud mental.
- Incremento en la adherencia a los tratamientos. Estos hallazgos subrayan cómo el cannabis puede desempeñar un papel significativo como terapia complementaria.
El cannabis y la reducción de daños: un nuevo paradigma
Lejos de ser una solución milagrosa, el cannabis se presenta como una herramienta complementaria que puede fomentar la estabilidad emocional, reducir la dependencia de sustancias más dañinas y aumentar el control personal en la recuperación. Esto contrasta con enfoques tradicionales centrados exclusivamente en la abstinencia, abriendo un camino hacia un bienestar más holístico.
Además, programas de recuperación que desafían la percepción de que el cannabis actúa como «droga de entrada» reconocen su potencial como puente hacia una vida más estable para quienes no logran éxito con modelos basados únicamente en la abstinencia.
De la abstinencia al bienestar: redefiniendo el éxito en la recuperación
Tradicionalmente, la recuperación se ha medido por la abstinencia, pero estudios y experiencias anecdóticas sugieren que el bienestar integral, incluyendo la felicidad, podría ser un indicador más relevante. Los datos indican que el cannabis medicinal puede contribuir al bienestar psicológico, ayudando a manejar la angustia emocional y mejorando la adhesión a los tratamientos.
Conclusiones
Si bien el cannabis no es una solución universal, su uso guiado y estructurado bajo supervisión médica ofrece prometedores beneficios. Este enfoque, respaldado por evidencia científica y observaciones clínicas, sugiere que el cannabis puede ser una herramienta valiosa para incrementar la felicidad y el bienestar de quienes están en recuperación.
